No hemos venido a divertirnos by Nina Lykke

No hemos venido a divertirnos by Nina Lykke

autor:Nina Lykke [Lykke, Nina]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 2024-05-01T00:00:00+00:00


Capítulo 8

—¿Sabías que ahora los libros se regalan?

Knut y El Editor están en la cafetería de la biblioteca de Lillehammer, y una mujer joven acaba de hacerle un café a Knut con una sonrisa y piando como un alegre pajarillo, y Knut ha tenido que contenerse para no sonreír de oreja a oreja y reírse muy alto y parecer así lo que un libro muy premiado dice que es: un viejo verde. En lugar de eso trata de alegrarse de que El Editor haya sacado la tarjeta de la editorial y le haya pagado la focaccia, el cruasán de chocolate y el zumo de naranja recién exprimido, junto con el expreso doble con una nube de leche —todo eso le puso delante el pajarito cantor en ese mismo momento—, porque es una confirmación de que la editorial todavía cree en él.

El Editor se queda mirando la montaña de comida que Knut tiene delante. Él solo se va a tomar un té verde. En Oslo va corriendo al trabajo por las mañanas y se ducha en el baño de la editorial. Knut lo sabe por las entrevistas, porque es el editor más famoso de Noruega, y cuando hace muchos años se fue de la antigua editorial a la editorial que para Knut sigue siendo «la nueva editorial», todos sus autores se fueron con él, incluido Knut, que solo había publicado un libro en aquella época y aun así se sentía unido a su editor como una cría de tortuga se siente unida a su madre. Ya no lo tiene tan claro, pero la verdad es que ya no tiene nada tan claro como antes.

—¿Dónde dices que regalan libros?

—En Fretex, en las viejas cabinas telefónicas, en los bares. Hay libros por todas partes, y nadie los quiere.

El Editor suspira.

—Ya, es un problema. Los libros en papel ya no venden tanto. Pero los audiolibros han tenido un auge tremendo. Pero, oye, ¿cómo va la escritura? ¿Tienes algo nuevo? ¿Algo que quieres que lea?

—No, por desgracia —dice Knut—. Tengo un bloqueo desde el verano pasado.

El Editor no pilla la indirecta, a pesar de que el verano pasado fue cuando rechazó el manuscrito sobre M.

Knut da un sorbo al café y un mordisco a la focaccia.

—Desde el verano pasado no he escrito ni una sola palabra —añade con la boca llena de focaccia.

Por algún motivo no quiere contarle que ha empezado a escribir un diario.

—«Un bloqueo» no es más que una excusa. Tienes que ponerte a ello. Siéntate y quédate sentado. Saludos Ibsen. Siéntate y quédate sentado. Eso habría dicho o escrito él.

El Editor parece cansado. Recita las palabras como si se las hubiera aprendido de memoria y las hubiera repetido muchas veces, cosa que seguramente es cierta, y aun así es evidente que está tratando de centrarse. Tal vez porque tiene remordimientos por haber rechazado el último manuscrito de Knut. De todas formas, Knut decide que es buena señal.

—Ibsen no tenía internet.

El Editor menciona una aplicación que bloquea internet, y Knut asiente y finge



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